Un twitterazo mayor fue disparado el propio día del atentado. En caliente. Dentro de una sola cápsula envenenada de 140 caracteres, Uribe había clavado al gobierno puyazos hirientes que equivalieron a lo que en el argot judicial se denomina un auto–cabeza de proceso:
- Implícitamente, lo señaló como indolente frente al terrorismo y como incurso en abuso de autoridad por la presión ejercida contra el Congreso.
- Explícitamente, lo acusó de clientelista y de propiciar la futura impunidad para los guerrilleros.
![]() Uribe implícitamente señaló a Santos como indolente frente al terrorismo y como incurso en abuso de autoridad por la presión ejercida contra el Congreso. Foto: Presidencia |
Las declaraciones últimas, transmitidas por las redes sociales o expuestas ante los medios, señalan sin más el punto de ruptura entre Uribe y Santos, los dirigentes de mayor influencia en el país y jefes naturales del partido de la U, el grupo parlamentario con mayor representación en el Congreso.
El catálogo de sindicaciones señala los posibles campos de enfrentamiento, que no parecen reducirse a diferencias ideológicas. Al revés, son más bien una disputa de intereses entre facciones políticas, que pugnan por el control de los resortes claves del Estado.
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